A lo largo de este blog, hemos venido exponiendo como hay suficientes pruebas
científicas que establecen que se producen extinciones masivas de seres vivos
de forma periódica, que hay un Reloj de la Muerte que aniquila la vida en la
Tierra cada 27 millones de años. Hay nueva información al respecto pero veamos
antes un resumen de lo que hemos publicado hasta ahora
[1].
EL COMIENZO
El trabajo pionero de los paleontólogos David M. Raup y
J. John Sepkoski (1980) mostró que se producían extinciones masivas de
fósiles marinos cada 26 millones de años, en un periodo de 250 millones
de años.
Crédito imagen: Lawrence Berkeley National Lab/HercoBlog
Este sorprendente hallazgo rompió el dogma en la que estaba fosilizada la
Paleontología, y ciencias afines como la Geología, que postula que "todos los cambios geológicos y biológicos son de origen terrestre y se
producen de forma lenta y gradual". Evidentemente, ya la conocida resistencia de la Ciencia en contra de
hipótesis que rompen sus esquemas preestablecidos, hizo que el trabajo de
Raup&Sepkoski fue ampliamente cuestionado.
Para confirmar esto, Adrian L. Melott y
Richard K. Bambach (2010, 2013, 2014, 2017) hicieron una comprobación
de la periodicidad de Raup&Sepkoski, pero ampliando el estudio a 542
millones de años (el doble del trabajo original) y empleando dos nuevas
escalas de tiempo geológico, más modernas y mejoradas, (Gradstein et al., 2004
y 2012).
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Esto es importante porque si los datos de Raup&Sepkoski fueran un
artefacto estadístico, una agrupación aleatoria de datos sin
significancia alguna, no se hubiera mantenido la periodicidad observada
con los dos cambios de escala geológica y la ampliación al doble del
tiempo de observación original.
Fuente: Melott&Bambach, 2014
CAUSAS PROBABLES
Evidentemente, no hay causas terrestres que puedan explicar esta periodicidad
tan exacta durante 250 millones de años, por lo que Raup&Sepkoski
propusieron en sus conclusiones (aunque de forma prudente), que posiblemente
se debía a causas extraterrestres.
El reciente descubrimiento (1980) por parte de Walter Alvarez y colb. de que
el impacto de un enorme asteroide/cometa en Chicxulub (México) eliminó a los
dinosaurios (y el 80-90% de seres vivos), marcó el camino para encontrar qué
era lo que causaba el funcionamiento de este Reloj de la Muerte.
El primer trabajo publicado (1984) fue el de Walter Álvarez y
Richard Muller encontró una periodicidad de
28 millones de años en 13 cráteres con un diámetro mayor de 10 km y con
edades comprendidas entre 5-250 millones de años.
Crédito imagen: Álvarez&Muller
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Los mismos resultados obtuvieron los trabajos de Michael Rampino y
Ken Caldeira (2015, 2017) cuando realizaron análisis de series de
tiempo de cráteres de impacto y extinciones masivas, usando nuevos datos
disponibles que ofrecían una mayor precisión en la estimación de edades.
Crédito imagen: Rampino&Caldeira
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Encontraron un patrón cíclico en el período de tiempo estudiado (260 millones
de años) que mostraba que, tanto los impactos de grandes asteroides como las
extinciones masivas, tenían lugar cada 26 millones de años.
APARECE NÉMESIS
Una vez establecido que los asteroides/cometas eran la causa probable de esta
periodicidad, faltaba encontrar qué era los que los impusaba hacia la Tierra.
Surgieron varias teorías pero la más acorde con la Astronomía era la presencia
de una estrella binaria, compañera del Sol, llamada "Nemésis" por el autor de
esta hipótesis, el Dr. Richard Muller. El acercamiento de esa estrella en su
punto más cercano al Sol, alteraría la Nube de Oort (inmensa esfera con
billones de cuerpos helados) provocando la caída de sus componente al Sistema
Solar interior. Tampoco hay que descartar su entrada en nuestro sistema solar,
bien de la propia estrella o de alguno de sus posibles planetas, alterando los
asteroides del Cinturón de Kuiper y/o el presente entre Marte y Júpiter.
Debido a los prejuicios incomprensibles que tiene la Ciencia ante hechos que
rompen sus habituales esquemas (¡se tardaron
40 años en admitir
que el asteroide/cometa de Chicxulub provocó la extinción de los
dinosaurios!), la hipótesis Némesis fue atacada desde el principio con
mentiras y omisiones de los trabajos científicos que apoyaban su existencia
(Pie Hut, 1984, 1986, 2018). Ver más información en "
El Asunto Némesis"
de este blog.
NUEVAS PRUEBAS
En el 2004, Prokoph, A y col. [2]
hicieron un estudio de diversidad en placton marino calcáreo en los últimos
230 millones de años, y encontraron patrones de extinción en ciclos promedios
de 27 millones de años.
Hasta ahora, estos estudios de extinciones masivas de basaban en los fósiles
marinos, faltaban estudios similares con fósiles terrestres. Este hueco de ha
cerrado recientemente con el trabajo de investigación publicado en el pasado
año 2020 por Michael R. Rampino, Ken Caldeira y Zhu Ken
[3] que ha confirmado, con un 99 %
de certeza, que las extinciones masivas de tetrápodos (*) en la Tierra suceden por ciclos de 27,5 millones de años,
lo que corresponde con las estimaciones previas que fijaban ese período en
entre 26,4 y 27,3 millones de años en estudios de vida marina.
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Tetrápodos: animales vertebrados de cuatro patas.
Figura 1
En la figura 1 de este trabajo de investigación, tenemos el espectro de
potencia de las edades de 10 episodios de extinción de
tetrápodos no marinos en los últimos 290 millones de años. El pico de
mayor probabilidad ( >99 %) sucede en un periodo de 27,5 millones de años.
La figura 2 representa el espectro de potencia de las edades de 23 episodios
combinados de extinciones de tetrápodos marinos y no marinos en
los últimos 290 millones de años. Al igual que antes, aparece el pico de 27,5
millones de años como el mejor ajuste de probabilidad.
Según los autores de este estudio, las correlaciones y ciclos similares en los
episodios de extinción marinos y no marinos sugieren que tienen una causa
común. Varios de estos episodios de extinción comunes son coincidentes en el
tiempo con gigantescas erupciones volcánicas, así como con grandes cráteres de
impacto registrados en los últimos 260 millones de años.
También señalan que estos tres fenómenos: extinciones masivas periódicas +
erupciones volcánicas + impactos de enormes asteroides/cometas pueden estar
ligados entre sí. Es decir, cada 27 millones de años gigantescos cuerpos
celestes impactan en la Tierra causando, entre otros terribles efectos
medioambientales, enormes erupciones volcánicas, todo lo cual originan las
extinciones masivas de seres vivos (marinos y tesrrestres) que se han
registrado.
Reaparecen los prejuicios
Como era de esperar, cuando Rampino&Caldeira&Ken proponen en este
trabajo las posibles causas de este ciclo de muerte tan exacto de ~27 millones
de años, ignoran por completo la hipótesis de Némesis.
En su lugar, señalan otras (paso del Sistema Solar por el plano medio de la
galaxia e influencia de la materia oscura) que ya fueron descartadas en su día
[4]. Es curioso que una de las principales objeciones a Némesis, la estrella
binaria, compañera del Sol, es que nunca ha sido observada directamente,
sin embargo, no se tiene ese mismo rigor cuando se propone la acción de la
materia oscura.
No hay evidencia científica
de que exista la materia oscura, es una suposición que se hace para explicar
la fuerza gravitatoria que hace falta para mantener la cohesión del Universo
visible. Incluso hay un modelo cosmogónico que no la tiene en cuenta
[5].
En cuanto por qué la estrella Némesis no ha sido descubierta hasta ahora, ya lo tratamos en este blog en "El Asunto Némesis".
La Navaja de Ockham
"En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más
probable". La Astronomía nos dice que la mayoría de los sistemas solares observados son sistemas binarios, es decir, formados por dos estrellas que orbitan una a otra. Un reciente estudio [6] sostiene esta afirmación, señalando además que las estrellas del tipo Sol nacen con una compañera binaria. Por el contrario, las otras hipótesis no cuentan con evidencia científica suficiente que las respalden.
CONCLUSIÓN
Después de 40 años de investigación, parece que no hay duda de que la Tierra pasa por extinciones masivas de seres vivos cada 27 millones de años, provocadas por causas extraterrestres. La explicación más sencilla, y la más probable astronómicamente, es la acción de una estrella binaria alrededor del Sol, sin descartar que pueda tener un sistema planetario propio.
Como vemos, a pesar del tiempo la investigación científica sigue apoyando lo que afirma, en síntesis, V.M. Rabolú en su libro "Hercólubus o Planeta Rojo" (1998): la vida en la Tierra se enfrenta a una futura extinción masiva por la acción de un cuerpo extraterrestre, tal como sucedió en el pasado.
REFERENCIAS